Antes de salir de casa debemos tomar medidas del espacio que vamos a destinar a nuestro abeto, de lo contrario podríamos encontrarnos con un árbol que no nos queda bien o, peor aún, con una planta que queda en ridículo por su pequeño tamaño. .

Una vez tomadas las medidas en el salón, nos dirigimos en familia a la tienda o jardín seleccionado para tan ilustre ocasión.

Una vez en el jardín tenemos que fijarnos en algunos aspectos para comprobar que el abeto, siempre que sea natural, esté sano y fresco, por lo que su duración será mayor:
Comprueba que las agujas del árbol estén pegadas a las ramas y que no estén en el suelo, alrededor de la maceta o del pie.

Podemos coger con cuidado el abeto por el tronco y golpearlo contra el suelo para comprobar que las agujas no saltan y caen al suelo.

Veremos que las ramas están flexibles, lo que indicará que el abeto está sano.
Certificar que no existan bichos o plagas en la base, que aunque no suelen ser
dañinos, son desagradables a la vista.