Los árboles naturales, destacan por su apariencia y por el característico aroma que desprenden sus agujas. Además, son 100% reciclables y su producción y tala contribuyen a la reforestación de nuestros bosques.
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Tanto los enraizados (vivos) o cortados, siguen su vida tras el uso. Los enraizados, que se venden en maceta, se pueden trasplantar después de las fiestas. Los cortados se convierten habitualmente en madera para carpintería, pelet para calefacción o compostaje orgánico.
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Se calcula que por cada árbol cortado para Navidad se plantan dos para la siguiente primavera (más o menos como las lechugas). Incluso los árboles de gran formato, como los que vemos en plazas y calles de nuestros pueblos y ciudades, son fruto de los planes de gestión forestal institucionales, imprescindibles para la regeneración de los bosques.
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